miércoles, 4 de enero de 2012

Expedición al centro de mi misma

Después de mucho tiempo me volví a tomar un milo. 
Estoy en casa de mi tío, en Lorica, Córdoba. Desayuné arepa de chócolo rellena de queso y un milo. Cuando era niña y estaba indispuesta mi mamá me preparaba milito tibio. Hoy me lo preparé yo, en casa de mi tío, para mi desayuno.


Una de las cosas que me deja este viaje es la certeza de que no quiero sentirme limitada. La sensación de poder volar sin culpas, que no dependo de otros o los lastimo u ofendo porque abro y despliego mis alas. 

Pienso en los pájaros que acicalan sus plumas, las organiza, las aceitan, como los patos. Y luego pienso que eso mismo ha sido este viaje, un acicalar mis plumas, mis alas. Las he aceitado para mi vuelo. Pero también sé que eso hay que hacerlo con regularidad. Cada tanto es necesario hacer una pausa y organizar tu plumaje, porque de lo contrario corres el riego de no poder volar. 

No quiero sentir esos límites, prejuicios, pensamientos que se van pegando a la piel como cadenas. Pienso mucho en el cuento piel de foca, piel del alma, el que está en mujeres que corren con los lobos; Perderse de uno mismo es tan fácil. Por eso es tan importante tener espacios de soledad, eso es este viaje. Un viaje al centro de mi misma; reconocer mis fronteras, mis cordilleras, mi fauna y mi flora, mis mares, mis ritmos y mis paisajes. Es necesario hacer esa expedición a menudo, hacer conteo de mis propias especies endémicas, de mis nuevos riachuelos, de mis veranos y mis inviernos. Tan solo para contemplarme de nuevo, para saber que estoy y sigo existiendo. Que mi manantial sigue fluyendo. 

Este viaje al centro de mi misma es como ir al nacimiento de un río, a una fuente de agua dulce, y revisar que todo este en orden, que no haya ningún contaminante que la ponga en riesgo. Me he sumergido en mi agua y he visto mi fuerza. No hay lugar a dudas. Cuando estas en tu propio centro tienes la fuerza para caminar sin miedo.

Ésta es mi propia expedición botánica. Y me he encontrado llena de vida, llena de gozo. Que viva la vida, el amor  y el buen humor!


Pd. Anoche volví a ver a Mar. No importa cuantas veces lo vea, me brinca el corazón como si fuera la primera vez. Que felicidad. Coveñas, creo que el último mar de este viaje. 

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