Desayuno un chocolatico de afán en un día lluvioso |
Llueve en mi Medellín natal. Es una lluvia suave que cae acariciando la tierra. Hace un poco de frío y yo todavía estoy medio dormida. Anoche me acosté pensando en los tiempos de crisis, en las épocas con mareas emocionales tan cambiantes que te siente como un pequeño botecito pesquero en mar abierto. Pensaba que las crisis son tierra fértil, sin embargo hay que hacerse de mucho coraje para poder utilizar esa tierra como abono, para no darse por vencido, para no caer de rodillas. Esa tierra fértil, que son las crisis, puede ser un gran insumo para la vida creativa.
Es lo que trato de hacer ahora mismo, tomando cada porción de este abono en el que estoy metida y convirtiéndolo en materia prima creativa. Transformando las lágrimas en ríos de riego, los pensamientos invasivos que llegan como relámpagos en fuego para las fundiciones, el desespero que se revuelca en mi estómago en energía activa para hacer, para crear. Trato de no darme por vencida, continuo moviendo mis manos, haciendo, ocupándome. Que importa si lo escrito no tiene mucho sentido, o si lo pintado no vaya camino a una exposición, sin embargo el hacer me permite seguir adelante, drenar, limpiar, llevando este botecito sin naufragar.
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