jueves, 26 de enero de 2012

Bendito sea el ocio

Desayuno huevito revuelto con plátano y un pan.
Amanece en Medellín. Esta mañana, a las 5 a.m. me desperté con el ruido producido por mi vecina de abajo. Ella organizaba a su hija para ir al colegio. Yo me remití a mis días de colegio, hace muchos, muchos años, cuando mi madre me levantaba muy a las 5 a.m. para organizarme para el cole. Recuerdo que estaba aún oscuro y yo no entendía por qué uno se tenía que bañar de noche para ir al colegio. Cosas de hace mucho, mucho tiempo. 

Digo esto por decir cualquier cosa. No se me ocurre una gran reflexión para hacer hoy aquí. Siempre empiezo hablando bobadas, y por allá, al final, digo cualquier cosita como interesante, solo que tengo que calentar primero, darle cuerda al pensamiento. Aunque a lo mejor hoy no llegue a ninguna idea trascendental ni meditación profunda. A lo mejor hoy solo tenga estas tres bobadas para decir. Te imaginas que se llegara la hora de tu muerte y lo último que hubieses dicho son tres bobadas... y recordamos a fulanita de tal porque antes de morir dijo: que su vecina la despertó a las 5 a.m. cuando organizaba a su hija para ir al colegio. 

Me dicen que si voy a publicar bobadas mejor no publique. Que hable sobre ese tema de que ahora los niños no tienen tiempo para ser niños. Esos niños tienen largas jornadas académicas, después pasan sus horas en actividades extracurriculares, en sus tiempos de tareas, luego a dormir porque hay que madrugar. Es verdad, cuándo tienen tiempo los niños para el ocio. Bueno y no solo los niños entre 4 y 12 años, también esos niños que ahora tienen 30 y viven en un corre corre absurdo y loco. Bendito sea el sofá para sentarse a mirar al techo, la ventana para contemplar las nubes cambiando de forma, la tierra del parque para removerla no más porque sí. Bendita sea la sopa para darle vueltas eternas con la cuchara, mientras los pensamientos se fugan, se vuelan. Benditos sean los minutos para no hacer nada, para teclear sin sentido, para hacer monigotes en un papel suelto. Benditos sean los transcursos eternos sentada en un bus mirando los paisajes cambiantes por la ventanilla. Bendito sea el tiempo de no hacer nada. Bendito sea este computador para yo publicar bobadas!

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