domingo, 15 de enero de 2012

Esto no es un blog de cocina

Desayuné chocolate, para variar. Anoche compramos un pan francés y quedó un poco, está es una mezcla extraña, pero a mi me resulta deliciosa, pan francés remojado en chocolate paisa, algunos dirían que soy el colmo. Que importa. 

Cuál es tu comida favorita. Hay tantas, y tan variadas. Creo que uno puede tener comidas favoritas por temporadas, por estados de ánimo, por compañías. Por ejemplo hay días en los que mi comida favorita es un arroz con huevo revuelto. Pero en cambio hay días más exigentes, en los que quiero picante, dulce, ácido, salado. Hay días en los que no hay ninguna comida que me deje contenta, son días aburridos, en los que parece que nada me satisface. Creo que esos días también son en los que suelo pelear con mi armario y ninguna prenda de vestir me queda bien. Algunos podrían decir que esos son "esos días del mes", tal vez, puede que si. 

Es que hoy no sé que decir, digo lo primero que se me viene a la cabeza, bobadas. Escribo por deporte, y ya tu verás si te quedas leyendo. Escribo desde mi cama, es la primera vez en este diario que escribo desde mi cama, también desayuné en la cama. Mis diarios los suelo escribir en mi cama. Por mucho tiempo estuve haciendo el ejercicio de las páginas de la mañana que propone Julia Cameron en su libro El Camino del artista, y esas tres páginas casi siempre las escribí medio dormida desde mi cama. Cuando uno escribe recién se ha despertado las palabras salen agolpadas, como cuando uno está bajando una loma que un paso casi que pisa al otro, que no puedes hacer muy bien equilibrio y prácticamente tienes que dejarte llevar. Así es escribir en ayunas y en la cama, bueno así es para mi. Y parece que este texto lo escribiera así, aunque ya desayuné y me levante y me volví a meter a mi cama. 

Mi cama hay días en los que no me pertenece. Desde hace algunos años comparto la cama con mi pareja. A mi no me cuadraba mucho la idea de compartir la misma cama, hay noches en las que te quieres estirar de maneras inconcebibles, y esto puede traer daños a terceros. A veces extraño dormir sola. Aun hay días en los que duermo sola, me escapo del mundo y duermo solo conmigo, abrazada a mis propios pensamientos que se desvanecen con la llega del sueño. Hay noches en las que quiero leer hasta tarde, o en las que me despierto en la madrugada y necesito escribir una idea que llegó en un sueño. Cuando estas solo, en tu cama, no lastimas a nadie con tus vicios nocturnos o tus movimientos repentinos. 

Soy una persona egoísta, es cierto. Y tengo, como la mayoría de los seres humanos, algunos vicios nocturnos, por ejemplo duermo con una almohada entre las piernas, y claro la almohada hace bulto adicional, y si a media noche he dado muchas vueltas puede quedar atravesada como una persona más. También soy una ladrona de cobijas, yo necesito mi propia cobija porque a veces giro sobre ella, se me cae, me envuelvo los pies. Pongo trampas mortales con los codos, en ocasiones, no sé cómo sucede, pero mis codos quedan justo apuntando hacia la frente, ojo, o mentón del compañero de cama, y pues en un mal giro tas! tienes tu golpe. Aunque hay noches en las que duermo quietecita y tranquila, sin una sola tos, giro, brinco o movimiento que altere las sábanas, también pasa. He escrito mucha bobada hoy. Hoy es domingo, digamos que es culpa del día, por decir cualquier cosa. 

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