Consideración a los rodeos, giros y vueltas en la vida.
Cómo
es que no lo había visto, es tan claro ahora que lo sé. Dice Carlos Enrique Mesa que es inevitable la conjugación entre la vida y el orden, entre lo analítico
y lo empático. No se puede separar la acción de ir con un rumbo claro en la vida
y además dar varios, muchos rodeos para alcanzar o aproximarse si quiera a ese
norte trazado. "El proceso en la vida es como un tornillo, que en su ruta
vertical marca el destino, pero irremediablemente dará muchas vueltas antes de
llegar allí". Así, es necesario andarse con rodeos, como el aparato digestivo, como
el vuelo de una mariposa, como el echado de un perro, como el movimiento mismo
de la tierra, que para dar la vuelta al sol, primero da muchas pequeñas vueltas
a sí misma.
Cuántas
vueltas me he dado a mí misma, cuantas más tendré que dar. Se pregunta el perro
cuántas vueltas son necesarias para echarse, o la mariposa cuántos rodeos debe
dar antes de posarse sobre la flor. No es importante la cantidad de veces, son
varias; giros, rodeos, espirales, eso es ineludible. Aparece entonces otra necesidad,
la de que estos rodeos, vueltas y giros sean placenteros, vivir cada vuelco al
máximo, con la risa o el llanto que ello implique, des-hacerme en el movimiento
para volverme a hacer. Ir hacia donde deseo ir, sin olvidarme de disfrutar la
inevitable rotación que ello implique.
[horquetas]
[huevos revueltos] [gira-soles] [escaleras caracol] [danza de la grulla] [la broca
y el taladro] [el echado de un perro] [el espiral] [batir el chocolate] [vaciar
el sanitario] [el camino de un rio hasta el mar] [las autopistas de Antioquia]
[Long Play]
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