domingo, 1 de septiembre de 2013

El Tornillo

Consideración a los rodeos, giros y vueltas en la vida.


Desayuno café en leche y croissant
de queso, aunque, como es evidente,
se me quemo.
Cómo es que no lo había visto, es tan claro ahora que lo sé. Dice Carlos Enrique Mesa que es inevitable la conjugación entre la vida y el orden, entre lo analítico y lo empático. No se puede separar la acción de ir con un rumbo claro en la vida y además dar varios, muchos rodeos para alcanzar o aproximarse si quiera a ese norte trazado. "El proceso en la vida es como un tornillo, que en su ruta vertical marca el destino, pero irremediablemente dará muchas vueltas antes de llegar allí". Así, es necesario andarse con rodeos, como el aparato digestivo, como el vuelo de una mariposa, como el echado de un perro, como el movimiento mismo de la tierra, que para dar la vuelta al sol, primero da muchas pequeñas vueltas a sí misma.

Cuántas vueltas me he dado a mí misma, cuantas más tendré que dar. Se pregunta el perro cuántas vueltas son necesarias para echarse, o la mariposa cuántos rodeos debe dar antes de posarse sobre la flor. No es importante la cantidad de veces, son varias; giros, rodeos, espirales, eso es ineludible. Aparece entonces otra necesidad, la de que estos rodeos, vueltas y giros sean placenteros, vivir cada vuelco al máximo, con la risa o el llanto que ello implique, des-hacerme en el movimiento para volverme a hacer. Ir hacia donde deseo ir, sin olvidarme de disfrutar la inevitable rotación que ello implique.

[horquetas] [huevos revueltos] [gira-soles] [escaleras caracol] [danza de la grulla] [la broca y el taladro] [el echado de un perro] [el espiral] [batir el chocolate] [vaciar el sanitario] [el camino de un rio hasta el mar] [las autopistas de Antioquia] [Long Play]

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