jueves, 13 de agosto de 2015

La multiplicidad

Un desayuno, que aunque no degusté personalmente inspiro
este texto.
Dice Jorge Gaitán Durán que "viajar es hallar la multiplicidad que nos habita". Viaja no solamente quién se desplaza de su espacio vital, de su entorno, se viaja también en el encuentro con el otro, en la conversación, en las relaciones que establecemos. Esas voces, esos cuerpos, esas cualidades que nos maravillan, son una afirmación de la diversidad interior, la grandeza que nos conforma. Esto siempre y cuando se tenga el oído afinado para escuchar y el ojo limpio para ver, pues eso que existe afuera es también algo que nos configura por dentro. 

Hablo de esto porque me es necesario por estos días recordar que la belleza que contemplo en los otros es también mi belleza, la inteligencia que admiro igualmente me habita, la habilidad y la entereza que observo edifican lo que soy. Me es urgente reconocer mi propia divinidad, mi propia grandeza, porque es ese reconocimiento, esa inclusión de los otros en mí lo que me permite pararme firme y expandirme. 

A veces suena un poco extraño, pero resulta un ejercicio muy nutritivo voltear la mira y contemplar en uno mismo eso que se exalta en los demás. Yo suelo voltear esa mira para reconocer las debilidades, las zonas vulnerables, los miedos. Al observar el miedo, la ansiedad y el dolor del otro hago el ejercicio de revisar esos aspectos en mí, de ver mi propio dolor o deformación, como quien dice, mis defectos. Pero no suelo hacer el ejercicio con las potencialidades, como si estas no me conformaran. Y es ahí donde me niego el alimento, la posibilidad de nutrir mi alma con ese reconocimiento de la belleza, la inteligencia, la capacidad creativa. Me mato de hambre al desconocer mi propio valor, al dejar de cree en mi. Como todos los movimientos de la vida, éste también requiere equilibrio, porque el exceso empalaga y la carencia nos lleva a la extinción. 

Ayer tuve el regalo de viajar a través de una conversación y allí reconocerme múltiple, en movimiento, firme, segura, determinada, bella, armoniosa, empoderada de mí misma, convencida de mi capacidad; eso fue lo que contemple en quien era mi interlocutora, eso es lo que ahora sé que también me habita. Gracias por alimentarme e inspirarme querida Luz. 

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