viernes, 27 de enero de 2012

Gracias a mi Emperador: mi corazón!

Media tortillita rellena de tomate y queso parmesano;
acompañada con media arepita de mote. 
Sobre qué escribo hoy. Si vuelvo al tema original de este diario sería simplemente escribir los pensamientos que me asaltan a primera hora de mañana. Pienso ahora en las rutinas, en las actividades establecidas que se van instalando y ocupan un lugar en nuestras vidas. No quiero que este diario se convierta en una rutina. Cuando decidí crearlo, fue debido a que durante el balance de fin de año me dí cuenta de que no estaba escribiendo, ni un diario, ni las páginas de la mañana, ni nada. Así que ante esa situación llegue a este blog como ejercicio de escritura. Sin embargo no era solo el hecho de escribir, también era el asunto de jugar, de divertirme creando. Es precisamente el asunto del juego lo que no quiero que se diluya y quede en su lugar la rutina.

Cómo hacer para mantener la magia latiendo todo el tiempo. Es un asunto que late adentro, en el corazón. La verdad es que varios días me he sentado a escribir sintiéndolo como una tarea; luego, ya tecleando me doy cuenta de cómo me estoy sintiendo, es allí cuando hay que volver al origen, y me recuerdo: estoy aquí para jugar, si no te lo gozas no tiene sentido. Entonces escarbo en mi corazón y encuentro el goce, el disfrute, y ya no importa que lo que esté escribiendo sea bonito o no, sea importante para alguien más o no, lo que importa es que yo estoy aquí jugando conmigo, divirtiéndome, recobro la perspectiva, el sentido, puedo seguir adelante. 

Sin embargo, a veces en la vida no es tan fácil retomar el origen de las cosas, re-encontrar el sentido que nos planteamos. Como si con el tiempo algunas cosas simplemente se desvanecieran, se convirtieran en fantasmas de lo que una vez fue un día soleado de juego, y es ahí cuando realmente te sientes perdido, cuando no encuentras de qué agarrarte, o cómo resignificar lo qué haces. Pero la receta sigue siendo la misma, escarba en el corazón para encontrar el sentido, es la única manera, así nos toque empezar de cero, volver a crearnos una meta, unas reglas de juego, lo importante es que el corazón lata feliz, y que él mismo sea quién reorganice el rumbo. No es gratuito que los chinos digan que él, el corazón, es el Emperador. Hoy agradezco a mi Emperador, a mi corazón, que lata, que me dicte el rumbo, que se esfuerce en que lo escuche aunque yo muchas veces me haga la sorda. 


Pd. Aunque no lo creas tengo mis opositores. Hay quiénes de plano piensan que esto que hago es una completa bobada, una pérdida de tiempo. 

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