domingo, 17 de marzo de 2013

Domingo 6:00 a.m.


Desayuno sánduche de queso y chocolate negro en aguapanela. 


Domingo, 6:00 a.m., el sueño se evapora por la ventana, intento rescatar los últimos fragmentos enredados en los pliegues de la sábana. Permanezco inmóvil intentando que mi cuerpo abandone la vigilia. Es inútil, aunque tengo la certeza de que ese sueño volverá mañana en la mañana a cobrar venganza.




Desde hace varios fines de semana el sueño se me escapa temprano, no logro contenerlo. Sin embargo durante la semana, cuando debo levantarme temprano estoy pérdida en el mundo onírico sin deseos de salir a flote. Es esa extraña condición humana, cuando tienes la certeza de que posees algo, lo das por sentado, es seguro, ya no tienes que esforzarte, pero cuando ya no está, buscas frenético la manera de retenerlo. Como los niños con los juguetes, solo quieren el que no pueden tener. Aunque poseas el objeto no puedes poseer el deseo, se te escurre entre los dedos como el agua, siempre está en otro lugar. Una búsqueda infinita hasta que tal vez, un día, decidas ya no perseguirlo más. No renegar por el sueño que tienes o no tienes, por los segundos que te hacen falta o por la espera interminable. 

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