Susana Solano, escultora de Cataluña, España
Luego
de diez meses de vivir conmigo en Villa Primavera llegó una nueva mudanza. Nos
pasamos de casa, mi pareja y yo, el sábado 24 de noviembre del 2007. Llegamos a
nuestro nuevo hogar, un apartamento grande e iluminado con tres habitaciones. A
partir de ese momento comenzó una búsqueda que solo años después empiezo a
comprender: la búsqueda por una habitación propia, un lugar para ser, para
verme, hacerme, sentirme y escribirme.
Fue
solo hasta el año 2009 que pude materializar la búsqueda, y destine uno de los
cuartos del apartamento para que se convirtiera en mi taller. Papeles de
colores, pinturas, pinceles, herramientas, martillos, oleos, acuarelas,
tijeras, cartulinas, cuadernos, diarios, revistas, y cuanto material me
sirviera para construir ocupó un lugar en el taller. Al comienzo mi mesa de
trabajo fue un tablón sostenido por dos sillas y las repisas eran tablas en
ladrillos, pero eso no me limitaba, de hecho me hacía sentir fuerte y feliz,
ver hecho realidad el sueño de tener mi propio cuarto-taller me infundió una
nueva fuerza.
Desde
ese entonces he defendido a capa y espada mi habitación propia, sin importar la
llegada de inquilinos temporales, reajustes familiares o reorganizaciones, yo establezco
nuevamente mi taller. A lo largo del tiempo he comprendido que el taller es mi
lugar interior puesto en el exterior.
Hoy
en día mi “habitación propia” cuenta con una mesa de dibujo, la máquina de
coser de mi madre, y un clóset atiborrado de materiales dispuestos a participar
en cualquiera de mis creaciones. A veces trabajo con telas, en otros momentos
el papel es mi lienzo, o la madera, plástico, y hasta las mismas paredes. Ese
es mi santuario, mi lugar de oración, una oración activa, una meditación en
movimiento que emprendo al iniciar cualquiera de mis creaciones. La habitación
propia me permite resguardarme en las noches de insomnio y darle cabida en la “realidad”
a las imágenes de los sueños.
Fantástica tu habitación propia, así como tu percepción de ella.
ResponderEliminarEs necesaria. Y es necesario defenderla de todos los reajustes y visitas, porque tener esa habitación en el exterior ayuda a tenerla en el interior.
Me encanta ver las mesas de trabajo de los artistas.
Así es!
ResponderEliminarYo también disfruto mucho contemplando las mesas y habitaciones de trabajo de otros. Me gusta ver cómo disponen las cosas, que materiales tienen a mano y que decoración los rodea, es como mirar adentro de las personas.