martes, 5 de abril de 2016

Cuestiones cotidianas

Desayuno tostadas francesas y café en aguapanela. 
Me molesta pensar en cómo los asuntos que hacen parte indisoluble de cada día se vuelven rutinarios, mecánicos. Sin embargo con un solo giro que hagamos sobre ellos se abre un portal y entra un nuevo aire para refrescar la vida. 

Me refiero por ejemplo a la ruta que tomamos a diario, a la manera cómo nos acostamos, la forma de vestirnos y por supuesto el desayuno que tomamos cada día. De este tema han hablado mucho las personas que trabajan con creatividad, muchas investigaciones se han enfocando en cómo las  variaciones que se hacen en las acciones cotidianas trae nuevos caminos neuronales y así nuevas opciones. Me gusta entrenarme en este asunto, procuro estar intentando nuevas rutas, de algunas cosas, pues la verdad es que para otras suelo ser bastante conservadora. 

Por estos días me entreno por ejemplo en escribir con mi mano izquierda. ¡Qué tontería! dirán algunos. Sin embargo, he descubierto una sensación bastante particular en el cuerpo, cuando estoy concentrada en la tarea de escritura zurda. Es como si mi eje corporal se desplazar, como si mi cerebro girara su ángulo interno. Es una sensación un poco difícil de describir, porque es como si algo adentro de mí cambiara completamente. Al inicio no es una sensación agradable, es más bien como si alguien entrara a tu casa y reorganizara todo, como si las cosas que sabes dónde están y cómo funcionan ya no estuvieran más allí, y como si todo hubiera que reconstruirlo. Pero es esa, a fin de cuentas, una sensación que impulsa, en lo personal me reta, se convierte en un desafío, por eso pienso que es un entrenamiento en cuestiones cotidianas. 

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